GUIDO GARCÍA - La suite francesa: de Versalles a Europa
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- GUIDO GARCÍA - La suite francesa: de Versalles a Europa
- 2025-04-02T20:00:00+02:00
- 2025-04-02T23:59:59+02:00
Precios localidades: 20 € y 10 € - COMPRA DE ENTRADAS
Ficha Artística
Guido García, clave
Programa
La suite francesa: de Versalles a Europa
Prélude improvisé
François Couperin (1668-1733)
Huitième Ordre [Deuxième livre de pièces de clavecín, 1717]
1. La Raphaéle
2. Allemande l’Ausoniéne
3. Courante
4. Seconde Courante
5. Sarabande l’Unique
6. Gavotte
7. Rondeau
8. Gigue
9. Passacaille (en rondeau)
10. La Morinete
Johann Sebastian Bach (1685-1750)
Suite francesa nº2 en do menor BWV 813 [c.1722]
1. Allemande
2. Courante
3. Sarabande
4. Air
5. Menuet I – II
6. Gigue
Georg Friedrich Haendel (1685-1759)
Suite nº7 en sol menor HWB 432 [8 Great Suites, 1720]
1. Ouverture (Largo – Presto – Largo)
2. Andante
3. Allegro
4. Sarabande
5. Gigue
6. Passacaille
Notas
Se plantea aquí un fascinante recorrido que transita desde la Francia cortesana del Gran Siglo hasta el contexto europeo más amplio de la música barroca. A través de piezas de François Couperin, Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Haendel, se exploran las formas y estilos que dieron vida a uno de los géneros más característicos del periodo barroco: la suite, muy vinculado desde el siglo XVII al clave, vía a través de la cual penetró con fuerza en la música alemana. El programa muestra cómo el estilo francés de la corte de Versalles, representado por Couperin, se convirtió en un lenguaje universal que permeó la música de compositores de otros contextos y tradiciones, incluso de los más grandes.
La suite no era otra cosa que la interpretación de una serie de aires danzables en la misma tonalidad, aires que por norma alternaban carácter, compás y tempo. Como la improvisación jugaba un papel esencial en la música del XVII, los instrumentistas solían arrancar con un preludio que les conducía a la tonalidad en la que iban a tocar las danzas. Esos preludios, que cuando se escribían se hacían sin barra de compás (de ahí el non mensuré de la tradición francesa), se improvisaban, y así comienza su concierto Guido García, guiándonos desde un preludio improvisado hasta François Couperin, el Grande, miembro de una importante saga de músicos, de la que destacó sobre todo por su intensa dedicación a la escritura para clave: más de doscientas piezas agrupadas en 27 suites (a las que llamó ordenes) y publicadas en cuatro libros (1713,1716-1717,1722 y 1730). El Orden nº8, en la tonalidad de si menor, tiene diez piezas, algunas de las cuales llevan títulos, práctica habitual en las ediciones francesas, en ocasiones sin mención específica del aire que en realidad ocultaban (así, por ejemplo, La Raphaéle es una allemande). La intención era dar una cobertura programática a la música que pudiera hacerla más accesible al aficionado al conectarla con realidades exteriores a la propia música, aparte de pasar un buen rato adivinando a quién iba destinado aquel o este retrato. Al margen del carácter de divertimento que esta música tenía en los salones aristocráticos de la Francia del tiempo, Couperin moldeó sus piezas con una tendencia a la ligereza melódica que la acerca en buena medida al estilo galante tanto como la aleja de las maneras más contrapuntísticas que impondrá Bach.
Entre las muchas suites para diversos instrumentos escritas por Bach, las dedicadas al clave son las más numerosas. En algunos casos, su origen es puramente doméstico y didáctico. Así, las Suites francesas (cuyo apelativo es muy posterior a su fecha de escritura: se lo dio Marpurg en 1762), que nacieron en los años 1720 como una forma de instrucción musical de su familia, ya que las cinco primeras aparecían en el Clavierbüchlein de su segunda esposa, Anna Magdalena. En ausencia de autógrafo bachiano, no puede considerarse que haya versiones definitivas y cerradas de estas obras, preservadas en copias diferentes. Aunque cada una tiene su propia estructura, las suites francesas preservan las cuatro danzas de la suite clásica (allemande, courante, sarabande, gigue, en su habitual nomenclatura en francés) pero añaden otras. En el caso de la nº2, Bach incluye antes de la giga un aria de ágil y estilizado espíritu italiano, que recoge el estilo de la courante de la propia suite (muy cercana a la corrente italiana), seguida de un minueto, habitual en aquel momento como danza de moda en Centroeuropa. No pensada ni para la edición ni para los virtuosos, la Suite nº2, que arranca con una Allemande muy pausada de claro carácter melódico, está casi todo escrita a dos voces.
En 1720 Haendel dio a la imprenta ocho suites para clave. En el Prefacio se lamentaba de las ediciones corruptas y erróneas llegadas del extranjero (Ámsterdam) de algunas de estas obras, y por eso no sólo las editaba bajo su cuidado, sino que introdujo novedades en ellas. No conocemos las fechas precisas de composición ni el destino real de estas obras, pero probablemente el compositor llevaba varios años preparando el conjunto para su publicación. La mayoría de ellas fueron seguramente escritas o revisadas entre 1717 y 1719, durante sus años de residencia en Cannons, al servicio del conde de Carnarvon (luego, primer duque de Chandos), pues la mayor parte de los movimientos aparecen en un manuscrito realizado en 1718. Haendel reorganizó algunas piezas, escribió siete nuevas y cambió los preludios originales, más simples, por otros más complejos. En concreto, el de la Suite nº7 en sol menor se conformaba ahora como una gran obertura que partía de Clori, Tirsi e Fileno, una cantata escrita en Roma en 1707. Las suites tienen un notable anclaje en la música francesa (Couperin, Rameau, cuya primera colección de piezas para para clave se había publicado en 1706), pero beben también de la italiana (Pasquini, Scarlatti) y por supuesto de la tradición alemana en la que Haendel se había formado, y donde lo francés y lo italiano cuajaron en un estilo muy particular. De cualquier manera, las suites de Haendel no están lejos del modelo de suite clásica que cultivó Bach. Así, tras la obertura, la nº7 incluye un Andante y un Allegro que no son otra cosa que una allemande francesa y una corrente italiana escritas a dos voces. Más contrapuntística resulta la sarabande, mientras la gigue vuelve a tener un aire italiano relativamente modesto. Pero Haendel remata la obra con una imponente passacaille, uno de los movimientos más difundidos de su música para tecla: se trata de una serie de variaciones sobre un ostinato que parecen vinculadas a la sección fugada de la obertura de inicio, pero con una armonía que se va rarificando cromáticamente hasta conseguir un efecto absolutamente hipnótico en el oyente.
© Pablo J. Vayón
Biografía
Guido García, clave
Nace en Sevilla en una familia de músicos y con tan solo 3 años empieza a estudiar música, entrando en el CPM Cristóbal de Morales a la edad de 8 años en la especialidad de clave y a los 12 en órgano. Finaliza sus estudios profesionales con matrícula de honor y premio extraordinario de Andalucía en ambas especialidades, estudiando con Ana Moreno y Miguel Ángel García.
Continúa sus estudios en el Real Conservatorio de Música de Madrid con Silvia Márquez Chulilla, Ignacio Prego y Miguel Bernal Ripoll, así como con otros maestros como Tony Millán en la especialidad de continuo e improvisación y Enrique Rueda en la de Armonía, consiguiendo matrícula de honor en todas ellas.
Gana en 2022 el Primer Premio de Música Ibérica de Clave de Braga (Portugal), consiguiendo también el Primer Premio en el concurso de solistas del RCSMM y el premio Domenico da Pesaro (Italia) por la mejor interpretación de la obra obligada (J.P. Rameau) en el concurso internacional de clave de Pésaro, al mismo tiempo, con el Ensemble Suspiratio –formado por dos violines barrocos, violonchelo barroco y clave– obtiene el Primer Premio del concurso de la 54º Semana de Música Antigua de Estella-Lizarra y el Concurso de Cámara Jesús de Monasterio. También participa en la final del concurso de Juventudes Musicales tanto con el clave como al órgano. Recientemente ha sido galardonado con la beca AAOBS-FeMÀS, lo que lo ayuda a seguir sus estudios en el Conservatorio Superior de Música de París con Olivier Baumont y Blandine Rannou, clave, y Thomas Ospital, órgano.
Recibe clases de maestros de la talla de Ton Koopman, Olivier Baumont, Jacques Ogg, Lorenzo Ghielmi, Frédéric Haas, Ignacio Prego, Enrico Gatti, entre otros.
Actualmente es el organista titular de la parroquia de San Manuel y San Benito de Madrid, teniendo a su cargo un órgano Walcker de 1910. Es clavecinista titular de la JOBA. Ha colaborado desde el órgano con la ORTVE (Orquesta Radio Televisión Española) en la 2ª sinfonía de Mahler dirigida por Pablo González. Colabora con la orquesta de Córdoba en sus respectivos conciertos de abono. Ha sido academista de la Orquesta Barroca de Sevilla y ha participado como alumno de Silvia Márquez en una grabación para la Orquesta y Coro RTVE, dentro de una serie de masterclasses sobre el bajo continuo y su papel en la orquesta.
Ha realizado conciertos en lugares emblemáticos como el Auditorio Nacional, Teatro Monumental, el Museo del Prado, Gran Teatro de Córdoba, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, Catedral de Sevilla, Real Basílica de San Francisco el Grande, Parroquia de San Manuel y San Benito, Espacio Turina, además de tocar en festivales como el Fringe Festival de Música Antigua de Utrecht, Música Antigua de la Ribera Alta y en el Pre-FeMÀS.
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