Las plazas del Salvador y de N. Padre Jesús de la Pasión
Con esta séptima entrega sobre las plazas históricas de Sevilla continuamos con la idea de aunar dos plazas, la del Salvador y la de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, separadas por la rotunda presencia de la iglesia colegial del Divino Salvador y del patio de los Naranjos, último vestigio de la antigua mezquita aljama. Las dos han gozado siempre del privilegio de ser lugares de tránsito y testigos de grandes celebraciones vinculadas a la ciudad, en particular a la Semana Santa y a la procesión del Corpus Christi. De igual forma, ambas tienen en común los escasos cambios urbanísticos experimentados, al menos desde la información que nos revela el plano de Olavide de 1771.
La plaza del Salvador debe su denominación actual a la iglesia del mismo nombre, concluida a principios del siglo XVIII y que está considerada la más grande de la ciudad después de la catedral. Anteriormente fue conocida como plaza del Cementerio o plaza del cementerio del Salvador por la ubicación del mismo. La remodelación más notable se produjo hacia 1846 con la construcción de un “paseo de salón”, proyecto de Balbino Marrón que contemplaba una arboleda y bancos de hierro y piedra en el centro de la plaza. En 1923 se instalaría el monumento a Martínez Montañés, que conocería varias ubicaciones dentro y fuera la plaza. En la década de 1940 con el incremento del tráfico rodado, el paseo central fue reducido y pavimentándolo con grandes adoquines, convirtiendo así el entorno en una zona de aparcamiento. En diciembre de 1970 se eliminan los álamos que adornaban la plaza para replantar los actuales naranjos. Finalmente entre 1979 y 1983, “marea negra” incluida, se llevó a cabo la última remodelación, con el fin de convertirla en peatonal.
La recoleta plaza de Nuestro Padre Jesús de la Pasión fue denominada en la Edad Media del Salvador por su cercanía a la colegial. En el siglo XVII se la empieza a denominar del Pan, pues en ella se situaban los puestos de venta de pan y de fruta. En 1914 se rotula Plaza de Jesús de la Pasión, en referencia a la imagen del mismo nombre ubicada en la Iglesia del Salvador para volver a cambiarla durante la Segunda República y recuperar de forma definitiva el nombre de la escultura de Martínez Montañés en 1939. Adoquinada desde 1913, la principal característica son los soportales del lado de poniente pegados a la trasera de la iglesia donde se asentaron los panaderos y que tras su marcha al mercado de la Encarnación a mediados del siglo XIX, siguieron utilizándose por otros comerciantes, en su mayoría del gremio de plateros.
La evolución de este entorno queda patente en las imágenes que mostramos a continuación. Los documentos gráficos proceden en su integridad de los fondos del Servicio de Archivo, Hemeroteca y Publicaciones. Fotografías de la Fototeca en su mayor parte y un plano del Archivo Municipal nos acompañan en este recorrido por dos de los espacios más emblemáticos de nuestra ciudad.